En los últimos años, las actividades preventivas, las campañas de diagnóstico precoz, los avances terapéuticos y el abandono de malos hábitos, como el tabaquismo, ha favorecido la mejora de la supervivencia de pacientes con cáncer.
Teniendo en cuenta que, según la International Agency for Research on Cancer, cada año se diagnostican cerca de 20 millones de nuevos casos en todo el mundo (300.000 de los cuales en España), son muchas las personas que sobreviven y retoman su vida con determinadas complicaciones causadas por el tratamiento.
Los cambios más comunes en la piel incluyen enrojecimiento, sarpullido, sequedad, descamación y comezón. Además, si el tratamiento daña el sistema nervioso, se produce un efecto denominado “neurotoxicidad”.
Si continúas leyendo este artículo, descubrirás:
- Qué es la neurotoxicidad y qué fármacos la producen.
- Cómo actuar frente a ella.
¿Qué es la neurotoxicidad?
La neurotoxicidad es la capacidad de determinadas sustancias, naturales o artificiales, denominadas neurotóxicos, de producir alteraciones en el sistema nervioso. Entre ellos, se encuentran los fármacos utilizados en quimioterapia.
En cuanto a los efectos, pueden producirse inmediatamente tras la exposición o más adelante. Uno de ellos es la neuropatía periférica, y se estima que aparece en un 20-30 % de los casos, llegando a afectar hasta un 80-95 % en función del fármaco administrado. Este síndrome neurológico se caracteriza por: entumecimiento, hormigueos, picor y dolor en las extremidades. Puedes profundizar en los síntomas haciendo clic aquí.
¿Qué fármacos producen neurotoxicidad?
No todos los fármacos utilizados en quimioterapia tienen el mismo potencial de producir un efecto neurotóxico. En la siguiente tabla, se agrupan en tres bloques en función del daño neurológico con el que se asocian.
Sin embargo, aunque un mismo agente puede afectar a todas las localizaciones, existe cierta selectividad de cada fármaco por un tipo de afectación en concreto. De todos ellos, los que pueden afectar al sistema nervioso periférico y, por tanto, inducir la neuropatía periférica son:
- Alcaloides de la vinca como la vincristina. Este fármaco produce, con frecuencia, neuropatía axonal periférica sensitivo-motora, cuyas manifestaciones iniciales y más comunes son la pérdida de los reflejos profundos y parestesias (sensación de hormigueo o adormecimiento) de las extremidades.
- Sales de platino como el oxaliplatino. Este fármaco puede provocar dos formas de neuropatía: un síndrome agudo y una neurotoxicidad crónica menos frecuente, ambas caracterizadas por parestesias distales y, en casos extremos, ataxia sensorial (descoordinación del movimiento).
- Taxanos como el paclitaxel y el docetaxel. El primero se asocia con parestesias distales, pérdida de la sensibilidad dolorosa y térmica, y de la posicional y vibratoria. Mientras que con docetaxel, aunque puede haber casos graves, en general son menos frecuentes e intensos.
Además, en el caso de pacientes tratados con una combinación de fármacos puede producirse sinergismo tóxico, es decir, se suman las toxicidades de cada fármaco, sobre todo si tienen efectos similares. Los médicos deben valorar estas combinaciones para reducir los riesgos de neurotoxicidad.
¿Cómo actuar frente a la neurotoxicidad?
El oncólogo conoce los riesgos potenciales de la quimioterapia. Por ello, para hacer frente a la neurotoxicidad, y en concreto a la neuropatía periférica, se toman diversas medidas en función del momento en que se encuentra el paciente oncológico.
Mitigando los efectos
Como decíamos en el bloque anterior, los efectos de la neurotoxicidad, como la neuropatía periférica, pueden aparecer en cualquier momento desde la exposición al neurotóxico.
Una vez se manifiestan los primeros síntomas, en el caso de pacientes que se encuentran en tratamiento, suspender la administración del fármaco es la forma más efectiva de mitigar el daño neurológico. Sin embargo, esta no será siempre la mejor opción si el cáncer todavía no está “controlado”.
Por otro lado, cuando se trata de pacientes que ya han finalizado el tratamiento con quimioterapia, los efectos de la neurotoxicidad pueden abordarse mediante:
- Agentes farmacológicos que alivien los síntomas, como analgésicos, antidepresivos y anticonvulsionantes, siempre bajo recomendación médica.
- Agentes neuroprotectores como la amifostina. Su uso clínico está limitado por su elevado coste y efectos secundarios como vómitos.
- Tratamientos no farmacológicos como la actividad física, la dieta, suplementos vitamínicos, etc.
Además, en el caso de pacientes que presentan neuropatía periférica como efecto neurotóxico inducido por quimioterapia se recomienda:
- Proteger las manos y los pies de temperaturas extremas. Esto también implica evitar duchas de agua muy caliente o fría.
- Utilizar ropa y calzado cómodos.
En Prospera Biotech estamos desarrollando productos neurocosméticos diseñados específicamente para mantener equilibrado el sistema neurosensorial y ayudar a aliviar las pieles afectadas por la neuropatía periférica inducida por quimioterapia.
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¿Es posible prevenir la neurotoxicidad?
Actualmente, no es posible garantizar una prevención efectiva, por lo que los esfuerzos se centran en la monitorización neurológica de los pacientes candidatos a recibir quimioterapia con agentes neurotóxicos, para detectarla lo antes posible y tratar de mitigar sus efectos.
Igualmente, en Prospera Biotech estamos testando nuestro nuevo producto en pacientes en tratamiento, con el fin de analizar si contribuye a reducir el riesgo de aparición de la neuropatía después del tratamiento.
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Bibliografía:
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2 Comentarios
He recibido tratamiento con Fluorouracilo desde dic-2020 hasta ene-2022, y ahora con Irinotecam desde abril 2022 hasta que mi oncólogo lo considere. Recientemente, mi Dr. me recomendó Oncapsisens, ya que sufro NP, pero llevo un mes aplicando esta crema y no he notado mejora alguna.
No sé si con más tiempo obtendré algún resultado mejor, pero observo que su uso es un tanto incómodo, especialmente en las manos, por ser muy grasiento.
Estimado José,
Muchas gracias por su comentario.
Oncapsisens es una crema que actúa de manera progresiva y su efectividad varía mucho según la persona y el tratamiento. Por lo general, en 4-6 semanas deberían de empezar a notarse los efectos, aunque sea de manera sutil, pero hay algunas personas que han manifestado notarlo más tarde. Le recomendamos que siga aplicándola algún tiempo más. Quedamos a su disposición para lo que necesite.