Ya hemos hablado en anteriores entradas de blog del mecanismo por el que los melanocitos de la piel, sintetizan melanina para protegernos de la radiación ultravioleta del sol. Esta melanina se empaqueta y migra hasta las capas más superficiales de la piel dando lugar al bronceado típico de verano. Si nos sometemos a mucha radiación ultravioleta la síntesis de melanina no es suficiente para absorber toda la energía recogida por el cuerpo y esta puede dañar algunas biomoléculas, resultando un proceso de inflamación que se manifiesta en color rojizo que presenta la piel cuando nos quemamos. A pesar de que las quemaduras solares normalmente se curan sin dejar cicatriz, seguro que más de uno hemos escucha do la frase “la piel tiene memoria”. Con esta frase se pretende concienciar de que el daño sufrido en la piel puede tener consecuencias a largo plazo, pero ¿sabéis cómo albergan las células esa “memoria”?
Cuando la molécula que absorbe la radiación UV es el ADN, esta puede provocar alteraciones en su secuencia, es decir, mutaciones. En las células existen mecanismos capaces de reparar esas mutaciones o provocar una muerte celular programada si el daño causado es mucho. Por ello, cuando nos quemamos la piel se descama: la capa más dañada de la piel se pierde y es sustituida por células nuevas (1).
No obstante, algunas células son capaces escapar a estos mecanismos de control y sobrevivir con mutaciones en el ADN. Esas mutaciones pasarán a sus células hijas y de ellas a sus hijas y así sucesivamente hasta que llega un momento en el que el porcentaje de células dañadas puede ser considerable.
Cuando las células con el ADN mutado se someten de nuevo a la radiación solar intensa el proceso se repite. De esta forma, es posible que, con el tiempo y tras sucesivas exposiciones y quemaduras, haya células que acumulen un gran número de mutaciones. Cuando esto ocurre, las células pueden transformarse en células malignas, capaces de proliferar indiscriminadamente dando lugar a tumores (2).
Con el término “memoria” los dermatólogos y expertos en la piel pretenden expresar esa capacidad de las células de acumular daños en su secuencia de ADN hasta que, llegado un momento, el daño ya es demasiado y puede dar lugar a enfermedades de la piel. Es importante entender que parte del daño que recibe nuestro cuerpo en una quemadura solar se queda con nosotros para siempre. La piel “recuerda” mediante las mutaciones los momentos en los que ha sufrido. Por eso, es tan importante protegerla de la radiación solar: evitar las horas de máxima radiación en los días de verano, aplicar factor de protección e hidratarnos bien.
BIBLIOGRAFÍA
- Gaddameedhi S, Selby CP, Kemp MG, Ye R, Sancar A. The circadian clock controls sunburn apoptosis and erythema in mouse skin. J Invest Dermatol. 2015;135(4):1119–1127.
- Rastrelli M, Tropea S, Rossi CR, Alaibac M. Melanoma: epidemiology, risk factors, pathogenesis, diagnosis and classification. In Vivo. 2014 Nov-Dec;28(6):1005-11.