La piel es mucho más que una simple capa externa que recubre nuestro cuerpo. Aunque nos solemos preocupar por su aspecto, la única piel perfecta es aquella que está sana. Para proporcionarle el cuidado adecuado es necesario comprender su naturaleza y sus funciones. En este artículo, profundizaremos en su papel fundamental, analizaremos sus principales funciones y ofreceremos consejos sobre cómo cuidarla, especialmente si se trata de una piel sensible.
¿La piel es un órgano?
La piel es un órgano, el más grande del cuerpo. Tiene una extensión aproximada de 2 metros cuadrados y pesa entre 3 y 5 kilogramos en un adulto promedio.
A pesar de su sencilla apariencia, la piel es un órgano formado por tres capas con funciones muy bien definidas que protegen y regulan el cuerpo. La epidermis es la capa más externa y proporciona una barrera protectora contra el medio ambiente. En el caso de la piel sensible y con tendencia atópica, esta barrera presenta una función alterada, lo que facilita la pérdida de agua y permite la entrada de irritantes, alérgenos y microorganismos. Esta alteración genera sensaciones incómodas como el picor o la inflamación.
Debajo de la epidermis encontramos la dermis, una capa más gruesa que contiene vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas y folículos pilosos, lo que la hace responsable de la elasticidad y fuerza de la piel. Por último, la hipodermis, también conocida como tejido subcutáneo, está formada por grasa y tejido conectivo que actúa como aislante y amortiguador para el cuerpo.
¿Cuáles son las funciones de la piel?
La piel cumple múltiples funciones vitales. Actúa como barrera protectora frente a microorganismos, sustancias químicas y radiación UV. Además, regula la temperatura corporal a través de la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos, y es fundamental en el sistema inmunológico, evitando infecciones. Por otra parte, la piel contribuye a la síntesis de vitamina D, esencial para la salud ósea y el sistema inmunitario.
También tiene una función sensorial crucial, ya que a través de los receptores nerviosos podemos sentir el entorno que nos rodea, lo que nos ayuda a reaccionar ante estímulos externos. Estos receptores que tenemos en la superficie de nuestra piel pueden dañarse o hiperactivarse debido a estímulos como la inflamación presente en algunas enfermedades o agentes agresivos, como los que encontramos en la quimioterapia. Este daño o hiperactivación desemboca en molestias sensoriales incapacitantes, como el picor o el hormigueo, requiriendo un cuidado de la piel especializado.
La neurocosmética actúa sobre estos receptores presentes en nuestra piel, ayudando a restaurar su equilibrio y a calmar las molestias típicas de pieles sensibles como el picor, el ardor o el escozor.
¿Cómo cuidar tu piel sensible? Tips para el cuidado de la piel
El cuidado de la piel sensible requiere atención especial para evitar irritaciones y mantenerla equilibrada. Aquí te dejamos algunos tips esenciales:
- Duchas con agua tibia: evita el agua caliente, ya que puede resecar la piel y agravar la irritación.
- Protección solar: usa protectores solares hipoalergénicos para prevenir daños solares sin causar irritación.
- Secado suave: después del baño, sécate con toallas suaves y a toques para evitar fricciones que dañen la piel sensible.
- Maquillaje hipoalergénico: piel sensible y maquillaje no son enemigos, lo importante es usar siempre productos diseñados para evitar reacciones adversas.
- Evita cambios bruscos de temperatura: los cambios climáticos extremos, como el frío o el calor intenso, pueden aumentar la sensibilidad de la piel. Protege tu piel adecuadamente en estas situaciones.
- Usa productos específicos para pieles sensibles: es fundamental elegir fórmulas específicamente diseñadas para piel sensible, como un aceite o crema hidratante libre de fragancias, alcoholes y parabenos. La hidratación es clave para restaurar y mantener la barrera cutánea saludable, lo que previene la aparición de irritaciones y brotes.
Nocisens® OIL es una aceite neurodermatológico, desarrollado por Prospera Biotech, especialmente diseñado para el cuidado diario de la piel sensible y con tendencia atópica. Sus ingredientes neurodermatológicos ayudan a calmar las sensaciones incómodas, como el picor o el escozor, restableciendo el equilibrio de los receptores de la piel. Además, contiene extracto de avena y aceite de aguacate que nutren y regeneran en profundidad reforzando la función de barrera de la epidermis.
Para las zonas de brotes recurrentes, donde la epidermis está especialmente dañada, Nocisens® INTENSE contiene el doble de concentración de activo y tiene una acción más potente. Puedes combinar el uso de ambas para el cuidado de tu piel sensible.
¡Incorpora la línea Nocisens® a tu rutina y olvídate del picor!
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Referencias
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