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La llegada del frío y los brotes de dermatitis atópica

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¿Sabías que con la llegada del frío se produce un aumento de los brotes de dermatitis atópica?

La aparición del eccema depende de muchos factores. En artículos anteriores te contamos cómo la contaminación ambiental o la dieta podían favorecerla.

En esta ocasión, queremos advertirte de las consecuencias que entraña la llegada del frío; ya que, con el cambio de estación, las personas afectadas por la dermatitis atópica pueden presentar brotes.

Si continúas leyendo este artículo, descubrirás:

  • Por qué el frío debilita tu piel.
  • Qué efectos produce la bajada de temperatura en tu piel.
  • Cómo puedes evitar la aparición de un brote de dermatitis atópica.

¿Cómo afecta el frío a las personas con piel atópica?

Los climas fríos y secos, a diferencia de los tropicales y húmedos, implican un aumento de la sensibilidad de la piel. Por esta razón, en los meses de otoño e invierno se registra un mayor número de brotes en personas con dermatitis atópica.

Las placas de eccema pueden identificarse fácilmente porque la piel se presenta seca, escamosa y con un tono de color rojizo. Pero, en este momento, ¿qué está ocurriendo a nivel celular?

¿Qué ocurre en las células de la piel?

La piel es una estructura laminada que sirve como barrera de protección, y se ve deteriorada en el caso de pieles sensibles.

En condiciones de frío, las células de la epidermis liberan moléculas especializadas que generan una respuesta inmunitaria para erradicar la agresión. Las neuronas sensoriales que inervan la piel son activadas por estas moléculas y, así, el cuerpo detecta la sensación de picor, dolor o escozor. Entonces se produce el rascado y, con él, la aparición de un nuevo brote de eccema. De esta manera, se pone en marcha un círculo vicioso en el que el rascado se traduce en más picor; y más picor, en más rascado.

Asimismo, los vasos sanguíneos se contraen, por lo que se reduce el flujo de sangre hacia la dermis. En consecuencia, disminuye el flujo de oxígeno y nutrientes hacia las células, y esta escasez de recursos retrasa su ciclo de renovación, por lo que se acumulan más células muertas y la piel se muestra seca y tirante.

Además de los efectos causados por las bajas temperaturas, el viento asociado a estas condiciones climáticas favorece la sequedad y la descamación.

Por si fuera poco, el contraste entre el frío del exterior y la calefacción en las casas y en el trabajo contribuye a que nuestro sistema sensorial se active constantemente, lo que agrava todavía más el picor en pieles atópicas.

¿Qué consecuencias tiene el frío?

Después de haber analizado el comportamiento de la piel ante la llegada del invierno, resulta evidente que el brote es la primera consecuencia del frío, pero no es la única.

Como ya sabes, la piel es el órgano más grande del cuerpo y presenta diversas funciones. Una de las más importantes es la de servir de barrera frente a microorganismos infecciosos y agresiones ambientales.

Cuando el frío impide a la piel mantener su estabilidad, deshidratándola, la función protectora se ve altamente comprometida. Por tanto, es más susceptible de percibir otros daños como, por ejemplo, infecciones causadas por Staphylococcus aureus.

Además, los brotes de eccema pueden conducir a complicaciones a nivel psicológico como el insomnio, la falta de autoestima o el estrés. Este último es, a su vez, un factor que favorece el envejecimiento prematuro de la piel, como puedes leer en este artículo.

Los problemas de la piel son realmente complejos y están interrelacionados, por eso es importante cuidarla. Pero ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo?

¿Cómo evitar brotes de dermatitis atópica en invierno?

La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) también advierte sobre los riesgos del frío para piel, principalmente para la atópica, y recomienda seguir los siguientes consejos para evitar la aparición de brotes en los meses de otoño e invierno:

  1. Utiliza prendas de algodón que protejan tu piel frente al frío y el viento.
  2. Evita contrastes bruscos de temperatura entre el exterior y el interior, recuerda que las altas temperaturas resecan tu piel tanto como las bajas.
  3. Hidrata tu piel diariamente con productos libres de perfumes y agentes irritantes.
  4. Evita lavar tus manos en exceso, siempre que, por supuesto, no comprometas tu salud o la del resto en tiempos de COVID-19.
  5. Evita duchas largas de agua caliente, así como el uso de esponjas.
  6. Utiliza jabones diseñados para pieles sensibles.
  7. Presta atención al resto de factores exógenos que favorecen la dermatitis: alimentación, contaminantes, tabaco, estrés…
  8. Utiliza los productos que fortalezcan tu piel y ayuden a prevenir la aparición del eccema en las zonas de brote.

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REFERENCIAS

  • Qué opinan los expertos sobre el frío y la piel del paciente atópico. Pediatopic. 2021.
  • Dermatitis atópica: hidratación y plan de cuidados. RIUCV. 2007.
  • Huang E, et al. Severe Atopic Dermatitis in Children. Curr Allergy Asthma Rep. 2018 May 10;18(6):35.
  • Sroka-Tomaszewska J, et al. Atopic dermatitis – intensification of skin ailments in autumn and winter. Lekarz POZ. 2020;6(5):259-264.
  • La piel y el frío: diez consejos. AEDV. 2015.

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