La piel es el órgano más grande del cuerpo y, a partir de su estructura, puede adivinarse su función principal: protegernos de agresiones externas.
Por diversas razones, esta barrera natural puede deteriorarse y perder calidad en su funcionamiento. En el post anterior, por ejemplo, hablábamos sobre cómo un eccema podría conducir a infecciones bacterianas si la piel no recibía los cuidados adecuados. Puedes leerlo aquí.
Pues bien, atendiendo a su origen, los factores que afectan al estado de nuestra piel pueden clasificarse en dos grupos principales:
- Factores endógenos (o internos). Están relacionados con la genética y la configuración del propio organismo.
- Factores exógenos (o externos). Son, en muchas ocasiones, más fáciles de identificar que los endógenos, ya que están relacionados con nuestro estilo de vida. Algunos ejemplos son el estrés y el tabaquismo, que deterioran la piel y favorecen su envejecimiento prematuro.
Los efectos del estrés sobre la piel
El estrés es la respuesta de nuestro cuerpo a la presión psicológica. Así pues, determinadas situaciones y acontecimientos pueden causar estrés, especialmente cuando se experimenta algo nuevo, inesperado o que amenaza nuestra identidad.1
Claramente, se trata de un elemento que tiene su origen en nuestro estilo de vida, es decir, se trata de un factor exógeno.
Pero ¿por qué afecta el estrés a nuestra piel?
En los últimos años, se ha demostrado que existe una relación entre el cerebro y la piel. La disciplina encargada de estudiar esta relación es la neurodermatología.
La piel participa activamente en la respuesta a situaciones de estrés mediante terminaciones nerviosas periféricas y células cutáneas locales, como los mastocitos, que se activan en dichas situaciones y que, a su vez, producen hormonas del estrés y elementos proinflamatorios como las citoquinas. Esto podría conducir a un bucle de eventos inflamatorios. Los mastocitos se han implicado en numerosas enfermedades de la piel, como el acné, la dermatitis atópica y la psoriasis.2
De esta manera, el estrés acelera la descomposición del colágeno y la elastina, y favorece el envejecimiento cutáneo prematuro, en forma de arrugas, y la pérdida de firmeza.
Los efectos del tabaco sobre la piel
El consumo de tabaco constituye un factor de riesgo importante de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Según la OMS, cada año mueren más de 8 millones de personas a causa del tabaquismo, incluyendo personas no fumadoras que están expuestas al humo.3
Además de consecuencias a nivel cardiovascular y respiratorio, estudios epidemiológicos indican que el tabaquismo también tiene efectos sobre la piel. Se trata de otro factor exógeno que, asimismo, induce al envejecimiento prematuro de la piel.4
Pero ¿por qué afecta el tabaco a nuestra piel?
El tabaco está compuesto por sustancias tóxicas con diversos efectos.
Por un lado, la nicotina estrecha los vasos sanguíneos y, en consecuencia, reduce el flujo de oxígeno y nutrientes que alcanzan las células de la piel.
Por otro lado, el extracto de humo de tabaco es soluble en agua y altera la biosíntesis de colágeno, lo que afecta a la elasticidad de la piel. Las metaloproteasas, enzimas encargadas de la degradación del colágeno, son inducidas por el extracto de humo de tabaco a medida que este se consume. Además, el humo del tabaco contiene otros componentes no solubles en agua que activan la vía de hidrocarburos de arilo (AhR), que desempeña un papel clave en el envejecimiento prematuro.5
¿Por qué mantener una piel libre de estrés y tabaco?
Como decíamos al principio, tanto el estrés como el tabaquismo son factores exógenos relacionados con nuestro estilo de vida que alteran nuestra piel, favoreciendo su envejecimiento prematuro.
A diferencia de otros factores que no dependen de nosotros, en este caso sí podemos controlarlos y eliminarlos. Y si, además, incorporamos en nuestros hábitos de cuidado los productos adecuados, podemos conseguir una piel más sana y fuerte, en definitiva, más preparada para cumplir con la función de protegernos.
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BILBIOGRAFÍA
- Mental Health Foundation. Stress. 2021
- Chen Y, Lyga J. Brain-skin connection: stress, inflammation, and skin aging. Inflamm Allergy Drug Targets. 2014;13(3):177-90.
- World Health Organization (WHO). Tobacco. 2021.
- Mayo Clinic. Quit smoking expert opinion. 2021.
- Morita A, Torii K, Maeda A, Yamaguchi Y. Molecular basis of tobacco smoke-induced premature skin aging. J Investig Dermatol Symp Proc. 2009 Aug;14(1):53-5.
