Seguro que muchas veces has escuchado a alguien decir que tiene la piel seca, normal o grasa. Es cierto que existen ciertas características que se suelen asociar más a un tipo de piel que a otra, como es el ejemplo del acné en las pieles más grasas o la sensibilidad en las más secas. Sin embargo, esto no significa que las pieles con tendencia grasa no puedan ser sensibles o que el acné no pueda aparecer en pieles normales.
En este contexto, la deshidratación cutánea es un claro ejemplo de cómo una característica que ligaríamos a la piel seca también puede aparecer en la piel grasa.
Si continúas leyendo este artículo, descubrirás:
- Por qué se produce la deshidratación de la piel
- Cómo diferenciar la piel seca de la piel deshidratada
- Cómo mejorar las molestias asociadas a la deshidratación
Cuánta agua contiene tu piel
Nuestro cuerpo, cuando somos adultos, está compuesto por un 70% de agua aproximadamente, pero ¿sabías que un 15% de esta agua se concentra en la piel? Con este porcentaje tan alto, puedes hacerte una idea de la importancia que tiene este elemento en el buen funcionamiento y salud de nuestro órgano más extenso.
El agua llega desde las capas más internas de la dermis, hidratando y humectando las capas intermedias a su paso, hasta alcanzar las más externas de la epidermis.
Además del agua, la piel cuenta con otro componente esencial para formar el manto hidrolipídico: el sebo, es decir,los lípidos que llegan a la piel a través de las glándulas sebáceas yforman,junto con el agua aportada por las glándulas sudoríparas,esta emulsión que recubre la superficie cutánea.
Este recubrimiento favorece la función barrera de la piel, evitando la pérdida de agua y la penetración de sustancias nocivas del medio ambiente. Además, es el causante del aspecto aterciopelado característico de una piel sana e hidratada.
Por qué se produce la deshidratación de la piel
La deshidratación de la piel está causada por un exceso de pérdida de agua, y suele ir acompañada de una sensación de tirantez, picores, rojeces e incluso de la aparición de escamas.
Algunas de las causas más comunes por las que esto sucede son:
- Cambios hormonales. En las mujeres, estos cambios tienen un efecto directo y muy señalado en la piel. Con la edad, la piel tiende a perder el manto hidrolipídico.
- Factores ambientales. Los cambios estacionales, el frío, el viento y la contaminación a la que nos vemos expuestos pueden acelerar el proceso de pérdida de agua en la piel.
- Fármacos. Hay muchos fármacos utilizados para combatir el acné severo o tratamientos oncológicos con efectos secundarios sobre la piel.
- Estrés y cansancio. Los cambios de horario, la pérdida de sueño y el estrés son factores que pasan factura a la salud de nuestra función barrera.
- Falta de agua. Para que pueda llegar agua a todo nuestro organismo y, por supuesto, a nuestra piel, es importante tener en cuenta la ingesta de agua en nuestro día a día.
- Hábitos no saludables. El tabaco o el alcohol influyen de manera negativa en nuestra salud y, por tanto, en nuestra piel.
- Uso de productos agresivos. A lo largo de un día, sin darnos cuenta, utilizamos una gran cantidad de cosméticos: desde el champú del pelo al jabón de manos. Algunos de estos productos pueden estar formulados con ciertos componentes que, en algunos tipos de piel, pueden llevar a la deshidratación.
- Sudoración excesiva. Una piel húmeda con sudor no es necesariamente una piel hidratada. De hecho, la exposición constante al sudor puede bajar el pH de la piel y tener efectos sobre la barrera lipídica.
Qué diferencia a una piel seca de una piel deshidratada
Lo primero que debemos tener en cuenta es que una piel deshidratada y una piel seca no es lo mismo, aunque pueden compartir características similares. Una piel seca tiende a la deshidratación, pero la pérdida excesiva de agua puede aparecer en cualquier tipo de piel que haya visto afectado su manto hidrolipídico por las causas que hemos comentado previamente. Podríamos decir que la diferencia principal entre una piel seca y una deshidratada es la duración de los síntomas de sequedad, tirantez, picor, rojeces...
Una piel seca o muy seca, es un tipo de piel que padece un estado constante de sequedad. Suelen mostrar signos de descamación, aspecto desvitalizado y llegan a perder elasticidad. Son pieles que tienden a la inflamación y necesitan un aporte constante de lípidos como las ceramidas en las cremas hidratantes y nutritivas.
En particular, la xerosis es la aparición de zonas con una sequedad muy elevada y se cree que tiene origen genético. Esta condición empeora en invierno, en condiciones con baja humedad ambiental y con la edad.
En cambio, una piel deshidratada es un estado temporal al que puede verse expuesta cualquier tipo de piel. Una vez hayamos utilizado productos específicos o hayan desaparecido las causas ambientales o de estrés, la piel volverá a su estado normal.
Por eso, es importante utilizar productos que calmen y mejoren los síntomas de la deshidratación para no agravar la pérdida de protección cutánea.
En Prospera Biotech nos basamos en investigaciones neurodermatológicas para desarrollar productos hidratantes e hipoalergénicos que ayuden a mejorar las sensaciones incómodas de la piel.
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Palabras clave: piel seca, deshidratación, manto hidrolipídico
Referencias:
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Berardesca E, Farage M, Maibach H. Sensitive skin: an overview. International Journal of Cosmetic Science, 2013; 35, 2-8.